jueves, 15 de julio de 2010

Broken Sword: La Leyenda de los Templarios

9/10
"Payasos y bombas en la ciudad del amor"


"Paris en otoño. Últimos meses del año y el final del milenio.
Tengo muchos recuerdos de la ciudad: El café, el amor... y la muerte"

Así comienzaba el relato de esta magnífica aventura gráfica lanzada al mercado de los ordenadores de sobremesa y PSX en 1996 de la mano de Revolution Software.
El juego nos ponía en la piel de George Stobbart, un abogado norteamericano que decide investigar un atentado en una cafetería en París mientras se encuentra de vacaciones. Dicho así, suena un poco surrealista, pero gana lógica si añado que el pobre George se encontraba sentado en dicha cafetería parisina en el momento en el que un tipo extraño disfrazado de payaso entraba en la cafetería y salía corriendo de ella momentos antes de la explosión.
Tras recuperarse, decide dejar de lado sus vacaciones y volcarse en intentar encontrar al hombre que casi lo mata, al ver que la policía parisina no hace nada por intentar detenerle.
Su aventura lo lleva a recorrer media Europa, desde Irlanda, pasando por Siria y Escocia e incluso España. Hay que hacer especial mención al paso del personaje por España ya que creo que es uno de los pocos videojuegos en el que no se nos retrata como paletos vestidos de flamenca y bailando sevillanas. En este caso, Mr. Stobbart visita una finca de una anciana señora valenciana que tiene una relación sumamente importante con el devenir de la historia.

El juego supuso un soplo de aire fresco a un género, el de las "Aventuras Gráficas", que siempre se ha visto lastrado por sistemas de juego rebuscados y puzzles absurdos. Broken Sword nos planteaba enigmas, simples (que no por ello fáciles) que se resolvían tirando de lógica y no de un constante "ensayo y error".

La historia no puede ser calificada sino como brillante, combinando a la perfección datos históricos reales (relacionados con el ascenso y caida de la Orden de los Caballeros Templarios) así como mitos y leyendas (como la adoración de éstos al Dios Baphomet o la existencia de la Espada Rota). Se presenta un abanico de localizaciones y situaciones de lo mas variado: Un pub irlandés, las calles de París, el citado caserón mediterraneo, una tetería siria... Todos los personajes que intervienen en la trama tienen algo que decir, con mayor o menor peso en la historia (algunos aportan simples datos históricos) lo que ayuda a dar una sensación de rotundidad y de solidez en la narración del argumento.
El juego combina a la perfección el ritmo pausado de las aventuras gráficas "point & clic" con algunos momentos de destreza y reflejos que le dan un punto extra de tensión al argumento. El doblaje al castellano nos dejan algunos momentos impagables, sobre todo debido al ácido sentido del humor del protagonista, así como por la manera de expresarse de los irlandeses en el pub:
"- Eh Pat, ¿qué crees que encontrarían si excavaran dentro de un siglo?
 - Cajas de cartón de comida rápida y condones de sabores, lo mas probable"
Esto es solo un ejemplo de lo que vengo a referirme.

Cierto es que este juego podría ser catalogado como uno de esos "no rejugables" por el hecho de que la historia es completamente lineal y, hagamos lo que hagamos, el resultado o desenlace siempre será el mismo (salvo que nos equivoquemos y muramos, lo que nos obligará a reiniciar la escena). Pero no es menos cierto que las virtudes que encierra este pequeño tesoro de finales del Siglo XX, invitan a volver a jugarlo para volver a disfrutar de su historia, de sus personajes y, en definitiva, de ese aire a Aventura Gráfica clásica que destilan cada uno de sus dibujos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario