"¿Qué son esos tres puntos verdes?"
Pues seguramente será el visor nocturno de Sam Fisher y eso solo significa una cosa: Te está observando. Konami y su Metal Gear Solid 2 causaban furor y no había nadie en el mercado de PS2 que le hiciera frente, sin embargo, en el año 2003 Ubisoft realizó la conversión del caballo de batalla (sigiloso) de XBOX: Splinter Cell.
Con guión del escritor de intrigas politico-militares Tom Clancy, Splinter Cell llegaba con la pretensión de hacerle sombra (o de esconder en la sombra) al genial MGS2. ¿Lo consigió? Pues... sí y no. Realmente, Splinter Cell es un buen juego, mucho mas realista que su principal competidor, pero no llega a alcanzar las cotas de calidad y de carisma de su enemigo.
Sam es un ex-agente de la NSA (agencia paralela a la CIA), que vuelve a ser reclutado para infiltrarse en unas instalaciones militares en Georgia, en las que han desaparecido dos contactos de la agencia que se encontraban recabando información sobre el régimen georgiano. La misión de Fisher es contactar con los dos agentes, recuperar la información que ellos hubieran obtenido y, si fuera posible, rescatarlos. Sin embargo, todo cambia cuando Sam descubre que ambos agentes han muerto y su misión se torna aún mas dificil cuando descubre que Georgia se está rearmando y planea lanzar un ataque en suelo norteamericano. ¿Historia conocida? Pues hasta cierto punto sí. Recuerda bastante a las historias de espias de nuestro amigo James Bond, la diferencia principal radica en el ejercicio de realismo del que hace gala el juego.
Y es que si por algo se diferencia Splinter Cell de sus competidores, es por su apuesta por el realismo mas absoluto. Realismo en el armamento, realismo en los movimientos... Sam no podrá sacarse un lanzamisiles del bolsillo (como lo hace Snake) ni se esconderá bajo una caja de cartón porque, principalmente, eso no se lo cree nadie. Sam lleva un arma de mano (pistola con silenciador) y un rifle (que podrá ser cargado con diferente munición letal y no letal), ambos reales y muy bien recreados. Aparte podrá llevar otros gadgets como microfonos direccionales, la microcámara (muy necesaria para no encontrarnos con sorpresas tras las puertas) y las ganzúas (esenciales para poder avanzar). El juego se basa en el sigilo mas absoluto, en el cual será mejor el escondernos y esperar para noquear al guardia de turno, que enzarzarnos en un enfrentamiento directo con él, porque con menos de 5 disparos, Sam caerá. El sigilo se apoya en un juego de luces y sombras sensacionales, haciendo de la penumbra nuestro mejor aliado.
Graficamente el juego se mueve entre luces y sombras (y perdón por el chiste fácil). Esto es debido a que presenta un acabado inmejorable de la luz, de su proyección sobre objetos y personajes, pero todo lo demás es bastante pasable, tirando incluso a lo mediocre en algunos casos. Las texturas son pobres, los escenarios pequeños y no muy detallados, los enemigos tienen un nivel de detalle bastante bajo y no expresan ningún tipo de emoción. Punto negativo a los de Ubisoft, que podrían haber pulido algo más el caballo de batalla de su juego.
En cuanto al sonido, si se supone que el juego es real, su apartado sonoro no puede ser menos. Aparte de estar doblado a un mas que correcto castellano, el sonido de pasos (diferentes según la velocidad y la superficie), rotura de cristales, disparos, explosiones... es soberbio. Y la banda sonora es bastante resultona, acompañando de forma exacta a las acciones que se representan en pantalla.
Se trata pues de un gran juego de espionaje, realista, muy pausado pero con mucha tensión, pero que peca en apartados básicos. Es completamente lineal, lo que le resta puntos a un factor tan importante como es la jugabilidad. Esto se empeora cuando nos damos cuenta de que todo lo que hagamos dependerá de un sistema de ensayo-error para ir avanzando en la trama. No es demasiado largo (aunque sí que bastante complicado). En cuanto al aspecto gráfico, todo el buen trabajo realizado en dotar de una iluminación y unas sombras extremadamente realistas se ve empañado por un texturizado muy pobre en general. Y, para terminar, por mucho que le pese a Ubisoft y a Tom Clancy, su personaje nunca tendrá el carisma del que Snake hace gala, y eso es muy dañino para la imagen de un referente de marca.
En definitiva, nos encontramos ante un buen juego, que pondrá a prueba nuestra paciencia y capacidad de planificación, pero que pasará a coger polvo en la estantería una vez hayamos disfrutado de él una o dos veces, que no es poco, pero no suficiente para entrar en el Hall-of-Fame.
hola
ResponderEliminarHola??
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