"El comienzo de la trama de la familia Mishima"
Y es que si de algo puede presumir Namco con su Tekken es del magnífico hilo argumental que conecta todas las ediciones de esta saga, una de las mejores dentro del género de la lucha (con permiso de los fans de Virtua Fighter). En el año 1994, Namco lanzó la primera versión de Tekken para máquinas recreativas y, merced a su gran éxito, un año mas tarde (a finales de 1995), se realizó la conversión pertinente para que los usuarios de la nueva Play Station (llevaba poco mas de un año en venta) pudieran disfrutar de esta nueva joya del género de la lucha.
Heihachi Mishima, magnate de los negocios y experto en artes marciales, es el dueño de la megacorporación "Mishima Zaibatsu". Tras meditar sobre el nombramiento de un heredero, decide convocar el 1er Torneo del Puño de Hierro, enfrentando a los mejores expertos en artes marciales del mundo, con el objetivo de llegar a la final y enfrentarse contra él mismo. Si consiguen ganarle (aún se mantiene invicto), se quedarán con su consorcio empresarial. (Ahora viene el componente de culebrón japonés) Heihachi tiene un hijo, Kazuya Mishima, que debería ser el heredero natural de su fortuna. Sin embargo desde su mas tierna infancia, Heihachi consideró a su hijo como una oveja negra dentro de la familia, creyendo que no era lo suficientemente bueno como para heredar su imperio. Ante las reticencias de Kazuya, Heihachi combate con él y, tras derrotarlo, lo arroja a un acantilado. Si Kazuya consigue sobrevivir a la caida, será merecedor de su imperio. Kazuya sobrevive, tras haber hecho un pacto con el demonio, en el que éste le ofrece restaurar su fuerza y su vida a cambio de su alma. Ahora Kazuya ha vuelto, sediento de venganza, para combatir en el Torneo del Puño de Hierro y derrotar a su padre.
El control del juego presentaba una forma bastante novedosa de asociar los botones. Frente a un juego como Street Figther,en el que de los cuatro botones del mando, dos son para puñetazos (uno fuerte y uno normal) y dos para patadas (idem de lo anterior), en Tekken, cada botón se asocia a una extremidad, por lo tanto, si pulsamos "X", lanzaremos una patada con la pierna derecha y el "O" servirá para lanzar la pierna izquierda, por ejemplo, igual que con los puños. Con este mapa de controles y combinándolos con la cruceta, se obtiene un abanico de movimientos, llaves y técnicas muy variado, que hacen de los combates algo extremadamente divertido e impredecible, teniendo que ajustar nuestro estilo al luchador que manejamos y al luchador con el que nos enfrentamos. Con este control nos enfrentamos a un sistema de combates 1 VS 1 en el que vamos pasando rondas hasta llegar al Final Boss (Heihachi en este caso). También tenemos un modo entrenamiento para practicar y llegar a ser expertos.
Gráficamente, el juego no era un portento, pero considerando que la consola comenzaba su andadura y que quedaba un gran margen de mejora (como demostraron con Tekken 2 y el magnífico Tekken 3), tampoco se les puede reprochar nada a los chicos de Namco. Si que es cierto que los luchadores son perfectamente reconocibles y se mueven de una forma bastante coherente, gracias a la captura de movimientos y al buen hacer del estudio. Los escenarios son basados en localizaciones reales pero se presentan vacíos y pequeños.
En el apartado sonoro, tenemos varias categorías, todas con una calidad bastante notable. La música ameniza los combates sin llegar a interrumpir o a resultar cargante. Los sonidos de los luchadores (como sus quejas o gritos de guerra) son bastante diferentes unos de otros, haciendo que sea fácil distinguirlos sólo por el sonido. Y en cuanto a los sonidos de batalla, son propios de una película, en el que se acentúa el sonido de los golpes y caídas para darle al conjunto un aire mas espectacular.
En resumen, nos encontramos ante el inicio de, a mi parecer, la mejor saga de juegos de lucha de la historia del videojuego. Una primera entrega que sentaba las bases jugables de las entregas venideras y que hizo que comenzásemos a manejar a unos personajes que se harían fijos en la saga, algunos tan míticos como Lee, Paul o el propio Heihachi.